El lunes 23 de noviembre a las 05:20 de la tarde, el corazón de Graciela Anhel, el alma de toda nuestra vida, dejó de latir. La sorprendió un Melanoma metástasico, a pulmones, pleura y riñones, fulminante, que no dió tiempo a que el tratamiento de inmunoterapia molecular, pudiera frenar esa agresividad. Había cumplido en septiembre, 63 años. El cáncer la sorprendió en la plenitud de su vida. A medida que recibo cientos de llamadas y de mensajes escritos, me permiten asimilar la magnitud de su extraordinaria personalidad. En nuestra familia, ella fue, es y será siempre, nuestro sol, nuestra luna, nuestro cielo, nuestro mar, nuestro intelecto, nuestra ternura, nuestro amor, nuestra alma. Lectora apasionada, dulce, directa, lúcida, de lenguaje directo, claro y de pocas palabras. Increíblemente alegre y muy fuerte. Desde el inicio de su enfermedad, lo supo todo. No hubo en ella ningún gesto de duda, de temor. Leyó hasta su último día. Viajó Susana, su única hermana desde Buenos Aires y pudo compartir con ella sus últimas dos semanas de vida, con alegría, …
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