En nuestro país la cantidad de cesáreas que se realizan en hospitales públicos y privados es absolutamente inaceptable.
La mortalidad materna en Panamá está directamente relacionada con la operación cesárea. Cada año mueren mujeres como resultado de complicaciones tempranas o tardías de dicha intervención quirúrgica. Existe además un claro sub-registro, ya que la estadística de la mortalidad materna se contabiliza sólo durante los primeros 45 días después de la cesárea y muchas muertes maternas se producen meses o años después, como resultado de las enfermedades graves e inhabilitantes que surgen luego de las complicaciones anestésicas, infecciosas o quirúrgicas que resultaron de aquella cirugía.
La morbimortalidad de los recién nacidos es también significativamente mayor luego de la cesárea, si se compara con aquellos niños que nacen de parto espontáneo. La prematurez es una situación frecuente en las llamadas «cesáreas programadas» por «cesárea anterior», por errores frecuentes en relación al tiempo de embarazo en semanas y días calculado por ecografías, que representan un margen de error de dos a tres semanas. Es frecuente además el trauma fetal inducido por el cirujano.
El inicio del vínculo madre-hijo y de la lactancia materna se dificulta enormemente luego de la operación cesárea.
Una mujer que ha tenido una cesárea previa NO requiere de una cesárea nuevamente si no se repite la causa que motivó la primera intervención o no aparace una causa nueva que la amerite.
La medicina basada en la evidencia recomienda claramente ofrecer el parto normal a todas las mujeres que hayan tenido una cesárea previa, con elevadas posibilidades de éxito. Está absolutamente clara cual es la metodología y la forma de enfrentar el parto normal en mujeres con cesárea previa.
Durante en control prenatal se discute con la madre todas las alternativas en relación al parto y se le da el apoyo que requiere para tener un parto vaginal exitoso con la mínima intervención.