CONTRA VIENTO Y MAREA
Ya han pasado cinco meses desde el nacimiento de mis hijos. Desde el comienzo del embarazo no fue nada fácil. Nunca voy a olvidar ese día, ya estaba embarazada de 4 meses y teníamos la primera ecografía, cuando nuestro querido doctor Aybar nos anuncio a gran sorpresa nuestra y de todos que eran dos y no uno!! Fue una noticia tan inesperada que vino a remecer nuestras vidas, no sabíamos si llorar o reír. Mi pareja me miraba con una mirada congelada en el tiempo, incrédulo. No podíamos hablar, fue una noticia que nos dejo perplejos. Los embarazos múltiples están tan estigmatizados que desde el primer momento me llene de preguntas. Que riesgos habían? Como podré cuidarlos? Y los gastos? Podré dar a luz en casa? Como lo haremos?!! Etc.
El doctor Aybar, como siempre con su gran sentido del humor, apoyó en ese momento tan lleno de temores e interrogantes. De inmediato pudimos ver en la ecografía que se trataba de dos niños. Todo parecía estar bien. Dos bolsas, dos placentas, las medidas, todo indicaba que estaban en perfecta salud y crecimiento y eso me tranquilizó.
Pero cuantos comentarios desatinados tuve que escuchar, cuantos “consejos” que, aunque venían de buena fe, no ayudaban en nada. Cuantos miedos ajenos e infundados me envolvían en esos días. Yo quería solo alejarme de todos y estar en paz. Yo sabía que mis bebes estaban bien y que todo saldría bien. La gran incertidumbre era si podría dar a luz en casa, como yo lo quería, como había sido el nacimiento de mi primera hija.
Yo sabía que podía dar a luz naturalmente pero esa frase lapidaria de “embarazo múltiple de alto riesgo” era algo que me perseguía y cuando entras al hospital con ese título ya sabes lo que te espera!
Los doctores y mi pareja no dudaban en mi capacidad de tener un parto natural pero mi miedo era que yo sabía que si lo hacía en el hospital iba a terminar siendo cesárea, solamente por que todos los partos gemelares son catalogados dentro del mismo saco, casi como una patología. Eso no era justo en mi caso ya que estábamos en perfecta salud. Yo quería tener un parto respetado y no apurado ni violentado. Yo quería sentir mi cuerpo y no quería tener que parir con el cuerpo adormecido. Yo quería que el parto fuera mío y no del equipo medico, yo quería estar plenamente presente en cuerpo y alma para recibir a mis hijos.
Claro que no iba a poner en riesgo la salud de mis bebes ni la mía! Y hubieron muchas personas que insensatamente me catalogaban de irresponsable o egoísta al querer parir en casa! Esos comentarios no los soportaba. No por que herían mi ego, por que en el fondo no me importaba lo que pensaran de mi ya que yo nunca tome esa decisión en base a una posición de querer demostrarle nada a nadie, sino que la tome en base a mucha reflexión e información sobre la realidad de los hechos solo para el bien mío y de mis hijos.
Para mi el dar a luz siempre significó una experiencia sagrada por lo tanto no quería ser anestesiada ya que quería vivir plenamente el proceso de mi cuerpo de mujer que da la vida en un acto de amor. También mi instinto materno me decía que esa era la mejor forma de hacerlo. Me informe mucho durante mi primer embarazo sobre los riesgos de la epidural, que es una droga derivada de la cocaína y aun no se han comprobado los efectos secundarios que esta pueda tener en el bebe. Lo cierto es que para la mama puede ser que le ayude a no sentir dolor pero esto viene a romper con el importantísimo rol que tiene el baño de “hormonas de amor” del que habla Michel Odent, y que van a marcar su impronta al momento del parto tanto para la madre y su bebe. Yo entendía la frase “para cambiar al mundo es preciso cambiar la forma de nacer” ya que esa impronta de amor resulta en un ser humano y una sociedad mas empática. Yo había sentido en carne propia, durante el nacimiento de mi primera hija, esa adrenalina y esas hormonas que impregnan tu cuerpo, especialmente al momento de expulsión del bebe. Es algo muy fuerte que recorre todas las células de tu cuerpo y estoy segura que para el bebe debe ser algo formidable.
Dar a luz es un acto de amor y el mito que la mujer no puede dar a luz sin anestesia por que el dolor es insoportable es algo para mi totalmente invalido. Yo quería destapar mitos y entender lo que había detrás de todos esos miedos tan arraigados en las mentes de nuestra sociedad actual que no hacen mas que des-empoderar a la mujer.
Sin embargo seguían la pruebas para mi. Lecciones de humildad, lecciones de compasión, de fuerza interna. Al comienzo parecía que un parto en casa no iba a ser posible ya que la posición de los bebes no era la mas optima.
Comencé a ponerme en el caso que tuviera que ir al hospital y a idear un plan de “parto respetado”. Leí sobre “gentle cesarean birth” ya que en tal caso preveía una cesárea inevitable. Como podría crear un espacio sagrado en medio a un lugar tan frio y deshumanizado?
Entonces comencé a re-programarme para mantener mi mente abierta y no tener expectativas. Aprendí a fluir y a estar en el presente, como también a confiar que cualquiera que fuera la situación que se presentara, esa sería exactamente la experiencia que nos tocaba vivir y que tenía que aceptarla y sacar lo mejor de ella.
Durante ese período me conecté con mis bebes entre meditaciones y les hablaba pidiéndoles una señal, que si ellos querían nacer de forma natural que se tenían que girar para estar los dos cabeza abajo. Ya estábamos en la semana 30 y parecía muy improbable que los bebes fueran a cambiar de posición. Mis esperanzas seguían allí. Una noche, mientras trataba de dormir, sintiéndome muy incomoda, me senté y en ese rato de desvelo habitual sentí un movimiento muy fuerte en mi útero, sentí como el bebe que estaba cabeza arriba se giro por completo, empujando y tratando de acomodarse en el poco espacio que tenia para moverse. Fue increíble! Yo sabia que era mi bebe, que me había escuchado y que había hecho todo lo imposible e improbable para ponerse cabeza abajo! Durante la siguiente visita con los doctores pudimos ver que los dos bebes ya estaban en la posición optima! Recuerdo los gritos de alegría en ese momento y el asombro de todos. Entonces dije “será en casa!”
Los dos bebes estaban bien posicionados cabeza hacia abajo y el parto no suponía riesgo alguno, entonces decidimos hacerlo en casa. Me informe sobre los riesgos reales del parto gemelar, riesgos que no aplicaban en mi caso. Yo sentía fuertemente que era lo mejor que podía hacer para los bebes y que ellos deseaban nacer de esa forma.
A pesar de los miedos ajenos y boicoteos de todo tipo que se arrimaban a mi alrededor, logre canalizar todas mis fuerzas y pensamientos positivos para empoderarme. Llegue al día del parto con una certeza y una fuerte determinación que lo lograría. En mi no había lugar para la duda. Los nueve meses de preparación al parto habían sido para mi una clara prueba que yo podía. Cada mes de embarazo había sido como una prueba superada. Mi embarazo había llegado a termino a pesar de los comentarios tan pre-determinantes e infundados que me rodeaban como: “ya veras los mellizos siempre se adelantan” o “cuidado que se te van a salir” o “están sanitos?” o “obvio que el parto será en el hospital verdad?”, “no te da miedo tenerlos en casa?”, “es demasiado riesgoso”, “mejor que te los saquen y YA!!” etc, etc.
Finalmente, si! Llegue a termino! Parí a mis mellizos en casa y logré lo que yo sabía que iba a lograr. El primer bebe peso 3.6 kilos y el segundo peso 2.8 kilos y nacieron en perfecta salud. Es mas, el doctor dijo que nunca había visto a unos bebes recién nacidos con los ojos tan abiertos y fijando su mirada como lo hicieron mis hijos al nacer. El parto fue la experiencia mas valiosa y enriquecedora de mi vida. La mas fuerte y la mas bella. Mis hijos son los mas sanitos y bellos del mundo. A pesar de lo difícil que ha sido, especialmente los tres primeros meses con los bebes y todo el trabajo posterior al parto, es maravilloso poder superar las dificultades y ver en esos dos pares de ojitos tanto amor y pureza, todo el esfuerzo vale la pena. Cuando estoy pasando momentos difíciles solo recuerdo que lo que hice es una prueba que todo es posible, y no hay mejor cosa que la confianza en uno mismo!
Una ves leí esta frase: “El parto es Nuestro”. Esa frase se me grabo y espero que se grabe en las mentes de otras mujeres. El parto siempre es de la mujer. No de un equipo medico. Siempre que se pueda, la mujer debe ser la protagonista, debe ser ella quien da a luz a su hijos en un acto empoderador. No soporto ver a mujeres poderosas robadas de su dignidad y poder al ser sometidas a los protocolos médicos, a la ignorancia y a la manipulación. Esto no esta bien. En el caso de una mujer sana, y de cualquier mujer, ella debería ser respetada y honrada en el momento del parto, que es un momento sagrado.
Doy gracias a la vida de haber podido vivir esta experiencia tan maravillosa!
Sarah Cousineau
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