Kathaleen es una panameña muy especial. Es sumamante inteligente y dulce. Estaba en su segundo embarazo y se entusiamó con la idea de tener su parto en casa y en agua. Su esposo Belisario la apoyó plenamente en su idea.
Yo la conocía desde hace mucho tiempo, y me tocó acompañarla en el nacimiento de su primera hija.
En esta oportunidad, cuando Kathaleen entró al agua estaba en la fase de transición del trabajo de parto, es decir cuando las contracciones alcanzan su máxima intensidad y duración y cuando la madre siente que no es capaz, que no puede, que todo es mas difícil de lo que se pueda imaginar. Entró a la piscina y al cabo de 15 minutos de estar en ella, se relajó. Cerró los ojos y descansó. Esa pausa, me dió la oportudidad de hablar con ella, y pedirle que visualizara lo que estaba ocurriendo dentro de su cuerpo. Que sintiera exactamente donde estaba la cabecita de su bebé. Como la niña se iba acomodando… Eso fué todo. A partir de ese momento, todos guardamos silencio, en un ambiente de hogar cálido y a media luz Kathaleen se encargó de todo. Controló tan bien el ritmo del parto, que pudo arreglárselas para retrasarlo unos minutos para que su hija que llegaba de la escuela estuviera con ella. Y así fue exactamente como ocurrió. Llegó su hija y nació su hermanita !.
Que maravilla !!