Hemos estado compartiendo con ustedes algunos conceptos acerca del trabajo de parto y del nacimiento del bebé, que contribuya a la visualización y comprensión que la futura madre tiene de ese evento.
Cuando hablamos de parto natural, lo hacemos con la intención de observar cuidadosamente como la naturaleza es capaz de producir tal maravilla, con tanta habilidad y precisión.
Podemos realizar una analogía entre el mar y el parto. Entre la marea y el parto. ¿Porqué?.
En nuestro país tenemos dos océanos muy cerca uno con el otro. A fin de cuentas en tan solo 45 minutos podemos ir del Océano Pacífico al Atlántico, en nuestras costas El Mar Caribe. Cualquiera de nosotros que sale a caminar a la playa, podrá enterarse fácilmente del eterno movimiento del mar y del constante subir y bajar de la marea. Ese cambio en la dimensión de la misma es mucho mas marcado en nuestras costas del pacífico que en el atlántico.
Cuando nos acercamos al mar nos es difícil a veces interpretar si la marea esta subiendo o si esta bajando. Tenemos que observar varios detalles para terminar de entender en que punto estamos en ese momento.
Cuando la marea empieza a subir (el ciclo completo de cada subida y bajada toma 12 horas), podemos observar que el mar había estado bastante tranquilo y poco a poco el oleaje comienza a aumentar su intensidad. Poco a poco cuando la marea esta subiendo, notamos como las olas se hacen mas intensas y mas frecuentes. Si nos queremos bañar, jugamos con ellas. Algunas nos atrapan algo desprevenidos y si son grandes nos revuelcan a veces hasta la orilla.
Todos los surfistas saben ademas y ellos son brillantes y cuidadosos observadores del mar, que la subida de la marea se va comportando con ciclos. Es decir, a veces se producen muchas, muy seguidas e intensas que virtualmente no dan respiro y luego se detienen por un rato. El mar se tranquiliza, descansa y luego inicia el siguiente ciclo, cada vez un poco mas intenso que el anterior. Luego otra pausa y así sucesivamente.
Después de seis horas de esa dinámica de energía, se produce una pausa bastante duradera, en la cual el mar se tranquiliza. Todo termina, las olas son pequeñas y mucho mas suaves. Comprendemos que ya el ciclo de subida de la marea terminó y al cabo de varios minutos, el mar comienza tranquilamente a recogerse para alcanzar luego de seis horas el descenso completo.
Pues bien: El trabajo de parto es exactamente así. Se comporta con patrones muy similares a ese evento natural.
Una primeriza por ejemplo, demora un buen rato en terminar de entender, que la marea está subiendo, es decir que está comenzando el proceso que llevará al nacimiento de su bebé.
Luego de un tiempo prudencial, se percata claramente que definitivamente comenzó, arrancó como decimos los médicos. Las contracciones comienzan a aparecer de manera rítmica, con un patrón bastante estable, de por ejemplo dos contracciones cada 10 minutos. Las tolera muy bien. No van a aparecer todavía esas largas e intensas, equivalentes en nuestra analogía a aquellas olas intensas que nos revuelcan hasta la orilla y nos deja un buen rato confundidos. Se producen pausas y la madre tiene dudas, como si el parto se hubiese detenido y se encuentra en lo que habitualmente denominan «falsa» labor de parto.
Las contracciones continúan y aumentan considerablemente su intensidad, duración y frecuencia. Comienzan a aparecer contracciones fuertes, que como las olas grandes, dejan a la madre confundida, algo asustada y necesita un tiempo para volver a conectarse con su cuerpo . Siempre, y entiéndase bien, siempre en el proceso natural del parto se van a producir pausas. A veces breves, otras veces mas duraderas. Estas pausas le permiten descansar a ella y sumamente importante, al bebé que aun está en su vientre.
Aquí hacemos un alto para explicar este concepto: El que inicia el parto, ese día o esa noche, es el bebé. Lo hace cuando está listo para iniciar el ese recorrido de varias horas que lo llevará a cumplir completamente la tarea, su primer trabajo, es decir nacer.
Cada contracción del músculo uterino (de la matriz) representa para el bebé un tiempo de 40-50 segundos durante los cuales el recibe desde la placenta muy poca sangre. Al contraerse intensamente las fibras musculares del útero, los vasos sanguíneos que atraviesan el espesor de su pared se colapsan y el bebé no recibe sangre o muy poca, Por la sangre que va de la madre a través del útero y la placenta, el bebé recibe dos componentes vitales, el oxígeno y los nutrientes o dicho de otra manera, la molécula de glucosa que circula por la sangre de su madre que le da la energía . Cada contracción uterina representa para el bebé una hipoxia, evento que lo estresa enormemente liberando catecolaminas (hormonas de estrés ) que le servirán para adaptarse en las primeras horas de vida. Para expandir sus pulmones, respirar aire y mantenerse alerta para iniciar con toda energía la lactancia materna.
Para eso son las pausas que la naturaleza de otorga a las madres, para que ella descanse y recupere energía y para proteger la salud y el bienestar de su futuro hijo (a).
Cuando se interviene sin sentido por parte del personal y del hospital a cargo de acompañar s una madre en labor de parto, se utiliza por ejemplo y de manera completamente abusiva e injustificada, Oxitocina artificial (Pitocin, Syntocinon) a través de una vía endovenosa, que va a «apurar» el parto (cosa que no es cierto) y va a producir, ya no 2-3 contracciones cada 10 minutos, sino 4-5 y todas ellas, sin ninguna pausa ni descanso posible, sumamente intensas, y por ende mucho mas dolorosas y difíciles de sobrellevar. Sin duda aumentan los riesgos para el bebé quien no logra recuperar fuerzas y energía en pausas de contracciones que le son tan importantes.
Las últimas contracciones, los minutos previos al nacimiento del bebé son muy seguidas e intensas formando parte del llamado Reflejo de ejección Materno-Fetal y representan la inminencia inevitable del parto. Esas son las últimas e intensas olas que culminan la subida definitiva de la marea del mar.
Luego del nacimiento del bebé, se produce siempre una pausa. Así mismo la hace el mar. En esa pausa que habitualmente dura 30 minutos, la madre siente casi la desaparición de las contracciones. Todo ha pasado. Ello le permite descansar, relajarse, comunicarse con su bebé, charlar un rato con el, conocerlo con mas detalle y permitirle si el esta listo, acercarse a su seno e iniciar la lactancia materna. Esa pausa le permite a la placenta terminar de vaciarse a través del cordón umbilical aun conectado don su hijo(a). El cordón late con mucha intensidad un buen rato y luego de varios minutos, comienza a disminuir la fuerza y la frecuencia de las palpitaciones del cordón hasta colapsarse completamente y dejar de latir.
Subitamente se inicia la retirada de su cuerpo, de su útero del lo que acaba de ocurrir . Reaparecen las contracciones, que sorprenden a la madre que cumplirán la tarea de lograr la salida de la placenta y la retracción adecuada del útero para evitar sangrado anormal. En analogía con el mar, este empieza a recogerse y se inicia la bajada de la marea, con olas por supuesto.
Graciela & Rodrigo
partonaturalpanama.com
1 Comentario