Cuando charlamos con una futura madre tratamos de responder a todas sus inquietudes. Es un proceso continuo durante todo el embarazo. No hay limite de tiempo.el objetivo es que ella sepa que siempre estamos allí y que responderemos cualquier duda que ella tenga.
Uno de los aspectos que generalmente resultan difíciles de comprender a la futura madre es en que consiste, como funciona, cual es el rol que juegan la placenta y el cordón umbilical durante el embarazo y durante el proceso del trabajo de parto y del nacimiento.
A veces sentimos esa sensación, acerca de lo difícil que puede resultar para una futura madre entender el rol de la placenta y del cordón umbilical, cuando se la mostramos luego que se produce el alumbramiento de la placenta con el cordón umbilical y las membranas ovulares. Se sorprenden, abren enormemente los ojos y con mucho agrado descubren por fin en que consiste ese órgano tan, pero tan importante, que es la placenta y sus anexos.
Cuando realizamos las ecografías (ultrasonidos) durante la gestación, que no deben ser, por lo general, mas de tres (una en cada trimestre del embarazo), aprovechamos para conversar con las mamás acerca del papel que juegan la placenta, el cordón umbilical y las membranas ovulares.
Es un momento oportuno para despejar sus dudas.
A la futura mamá le preocupa en particular el cordón umbilical. Se asusta cuando piensa que puede «suceder algo» con el durante el embarazo y el parto. Preguntan insistentemente acerca de la circular de cordón, con temor.
Vamos a tratar de explicar algunos aspectos importantes:
La placenta es un organo extraordinario. Lo es todo para el bebé. Es decir: Cumple funciones metabólicas, respiratorias, inmunológicas, hormonales, protectoras, y muchas mas.
Nos interesa resaltar dos productos terminales que llegan al bebé (la) desde la madre, a través de la placenta y del cordón umbilical: La molécula de Glucosa (energía y alimento) y la molécula de Oxigeno (respiración).
Sin estos dos elementos es imposible la vida del ser humano.
La sangre que viene de la placenta al bebé es traída por dos arterias umbilicales a lo largo del cordón. La sangre que regresa del bebé a la madre, lo hace a través de la vena umbilical única.
El cordón umbilical es blando, suave, elástico y muy resistente. Flota en el liquido amniótico y rodea por todas partes al bebé.
Cuando el se mueve y a medida que va creciendo, lo comprime o aprieta con frecuencia.
¿Que siente, que ocurre, con el feto (bebé) cuando el cordón umbilical se aprieta, se comprime?
La respuesta es sencilla: Se queda sin aire para respirar (sin oxígeno) y sin comida (sin glucosa). Le ocurre lo mismo que le sucedería a un adulto a quién le tapan la boca y la nariz, y no le permiten respirar.
¿Que hace el feto (bebé) cuando eso ocurre?
La respuesta también es sencilla: Trata de salir, de moverse, de «escaparse» de esa situación peligrosa, molesta y desagradable.
Ese ejercicio vital: Cordón apretado, moverse, salir del peligro, lo hace el bebé antes de nacer miles de veces. En realidad permanentemente. Dicho de otra manera: El feto (bebé) no es bobo, sabe lo que tiene que hacer. Ese aprendizaje, ese ejercicio vital, que practica insistentemente antes de nacer le servirá para toda la vida.
La Frecuencia Cardíaca Fetal (FCF), es decir, la cantidad de latidos del corazón del bebé, es bastante estable. Fluctúa entre 120 a 160 latidos por minuto. Es fácilmente detectable: Puede ser escuchada con el oído puesto sobre el abdomen de la madre, con un estetoscopio o con un aparato llamado Doppler.
Si el cordón umbilical se aprieta, se comprime, ¿que ocurre con la FCF? También la respuesta es obvia: Cae bruscamente la Frecuencia Cardíaca Fetal y se produce lo que nosotros llamamos una Bradicardia Fetal, una disminución súbita de la cantidad de latidos por minuto del corazón del bebé.Puede caer a 60-80 latidos por minuto.
El bebé se siente incómodo y se mueve, cambia de posición, mueve alguna extremidad, se rota un poco. Ellos están perfectamente preparados y programados para enfrentar esa adversidad frecuente durante el embarazo y el parto y se ejercitan permanentemente para ello.
Durante el tercer y último trimestre del embarazo, se va agregando paulatinamente otro evento que interfiere periódicamente en la perfusión de sangre a través de la placenta y del cordón umbilical al feto (bebé).
Ese evento es producido por las contracciones el útero de la madre. Comienzan a aparecer las llamadas contracciones de Braxton Hicks y poco a poco las verdaderas contracciones uterinas.
Es un verdadero ejercicio respiratorio que prepara al niño (a) para el nacimiento.
¿Que ocurre?
La respuesta no es complicada: El útero es un músculo muy potente. Cuando se contrae, se aprieta, se cierran los vasos sanguíneos (la luz del vaso sanguíneo se colapsa) y casi no llega sangre al bebé.
A medida que avanza el embarazo, varían la duración de las contracciones así como la frecuencia en que se van produciendo, pero ya en el trabajo de parto se suceden cada tres minutos, pueden durar 40-50 segundos y son mas intensas.
Al feto (bebé) le ocurre algo parecido a lo que le sucedería a una persona si durante varias horas, le sumergimos la cabeza bajo el agua durante 40-50 segundos cada vez, la sacamos por dos minutos y la sumergimos nuevamente.
¿Como se las arregla entonces el bebé?
Evidentemente esa situación le produce estrés: Libera enormes cantidades de Adrenalina y Noradrenalina, que lo ponen en alerta, dispara los mecanismos de adaptación que potencia enormemente sus capacidades para enfrentar las adversidades.
Dicho de otra manera: Las contracciones uterinas constituyen un extraordinario mecanismo que tiene la naturaleza, que prepara al bebé para la vida fuera del vientre de la madre.
Es un extraordinario ejercicio respiratorio antes del nacimiento.
Entonces ¿Qué debemos hacer quienes acompañamos a la futura madre durante el embarazo y el proceso del nacimiento?
Lo que hacemos cuando se produce el parto natural:
Incentivar a que la madre se mueva.
Facilitar que cambie de posición todas las veces que lo desea. Postura libre de su cuerpo. Que evite permanecer acostada todo el tiempo.
Ofrecerle alimentos suaves y líquidos durante el proceso del parto.
Evitar las ataduras y limitaciones que producen las venoclísis, los monitores fetales atados al cuerpo.
El niño le avisa a la madre: «esta postura me tiene incómodo» «muévete por favor». Es decir: cuando el se siente «asfixiado brevemente», hace cosas, patea, mueve la cabeza, se rota, para que su madre cambie y le permita salir de la desagradable sensación que produce la falta de aire.
Evitar el uso de la Oxitocina artificial (Pitocina) que produce intensas y frecuentes contracciones del útero y no le dan descanso ni a la madre ni a su hijo (a) durante el parto.
Permitir que actúe sólo la Oxitocina de la madre, que entra al flujo de sangre de manera pulsátil y no de forma continua como ocurre con la vía endovenosa.
Evitar romper las membranas amnióticas (ovulares) todo el tiempo posible o sencillamente no hacerlo. De esa manera el líquido amniótico amortigua la presión que puede ejercer el útero al cordón umbilical.
Cuando nace el bebé: No cortar el cordón umbilical inmediatamente, y hacerlo cuando este deja de latir espontáneamente unos minutos después del nacimiento.
Si se había producido algún grado de compresión del cordón umbilical durante los últimos minutos del nacimiento demorando el pinzamiento del cordón umbilical hasta que deje de latir, permite que la taquicardia compensadora (el aceleramiento de la FCF) que se produce siempre después de una caída de la FCF, compense «el tiempo perdido» y le envíe con gran precisión la molécula de Oxígeno y de Glucosa, que tanto el (ella) necesita al momento de nacer. (la FCF aumenta entices a 180 latidos por minuto)
La placenta es el mejor «reanimador» del bebé luego de su nacimiento.
Finalmente permitir que la placenta, con el cordón y las membranas amnióticas nazca suavemente, sola, sin maniobras innecesarias lo que asegura que esté íntegra y evitamos molestias a la madre que acaba de cumplir maravillosamente semejante tarea y no los interrumpimos a ambos, ni a ella ni a su hijo (a) en ese momento tan trascendental de sus vidas.
Mostrársela para que la mamá asimile mejor y conozca ese órgano tan importante que se las arregló para nutrir a su hijo (a)
Dr. Rodrigo Aybar
Dra. Graciela A. de Aybar
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