En una hermosa casa del área revertida de la ciudad de Panamá vivimos una experiencia inolvidable.
Es la casa de Misty y Matt. Es una pareja muy especial.Ellos realizan en Panamá un esfuerzo extraordinario y generoso protegiendo a niños abandonados.
Misty esperaba la llegada de su primer hijo. Es sencilla, inteligente e infinitamente maternal.
Matt, alegre, seguro y inmensamente tierno. Ambos se prepararon cautelosamente para la llegada de su hijo.
Llegamos a Clayton de noche. Misty ya estaba en la etapa de transición, es decir con una avanzada dilatación. En esa etapa el gasto energético de la madre es enorme y se acompaña con una sensación de «no podré», «no lo lograré»…
Graciela preparó rápidamente la piscina, y al cabo de unos minutos Misty entraba en ella y se relajaba.
A partir de ese momento todo cambió. Graciela y yo nos fuimos a una habitación contigüa a descansar y leer. Matt se quedó junto a Misty sin moverse de su lado, dándole todo el amor posible de este mundo, pendiente de todo.
Transcurridas dos horas, nos acercamos a Misty y ya faltaba muy poco. Había alcanzado la dilatación completa y comenzaban a aparecer los sonidos característicos de su cuerpo del parto inminente.
Nació Isaac! Hermoso! Fuerte! Sanísimo!
Nos apartamos un poco y no hicimos nada mas que observar ese encantamiento infinito del encuentro de ambos.
No podemos mas que decir: Gracias Misty y Matt por habernos permitido sentir el calor y amor de vuestro hogar y la maravilla infinita de la llegada de Isaac.
Unos días después, visitamos a Misty y su familia, en compañia de Barbara Harper y de Elizabeth Noble.
No podíamos dejar de compartir con nuestras ilustres visitantes, esa experiencia tan única y maravillosa.
Dra. Graciela A. de Aybar
Dr. Rodrigo Aybar