Al mirar hacia atrás y observamos el esfuerzo realizado, podemos constatar fácilmente que se ha avanzado muchísimo en el proceso, ya irreversible, hacia la humanización del parto en Panamá.
Curiosamente las mujeres y sus familias llevan la delantera por sobre el resto de la sociedad. Es evidente: es a quienes más favorece este proceso.
Las madres y sus familias comprenden e incorporan fácilmente que el proceso del embarazo, del nacimiento y la lactancia, jamás han sido una enfermedad. Entienden como desde hace millones de años, la naturaleza les ha dado a sus hijos y a ellas, toda la sabiduría necesaria para la maternidad.
Es nada mas que biología, fisiología, instinto grabado y registrado en el cerebro humano para realizar con absoluta destreza el trabajo de parto, el alumbramiento y la lactancia.
Existe por supuesto una enorme acumulación de conocimientos médicos y científicos, que nos permiten comprender a cabalidad todo lo relacionado con el proceso del nacimiento del ser humano. Ese conocimiento, sin embargo, no es superior a la infinita habilidad de la naturaleza. Solo tiene que estar allí, por si se necesita, nada mas.
Curiosamente, los que más han demorado en comprender estos elementales conceptos, son los médicos. En especial, los Ginecólogos, Obstetras, Pediatras, y Neonatólogos.
Siguen enclaustrados en los viejos esquemas. Siguen aferrados a los medicamentos, las intervenciones, al autoritario y soberbio enfoque, que pretende darles a ellos, y solo a ellos la sabiduría: «el bebé y su madre no entienden y no saben nada, solo yo».
Se defienden diciendo que las familias los agreden y los insultan!.
Han realizado congresos para discutir y analizar la Humanización del Parto en nuestro país y lo convierten en un paño de lágrimas y de quejas, sin ningún aporte útil .
Los hospitales comienzan a reaccionar. Algunos ya ha hecho adaptaciones y cambios importantes para adaptarse a dicha realidad. Hay algunos nuevos que en un par de años van a hacer la diferencia.
El testimonio escrito por Jocelin Stephanie Saldaña, que compartimos, es una demostración clara y elocuente de la sabiduría e inteligencia de nuestras madres y futuras madres.
Ella y su esposo Elvin Guerra, son dignos representantes de la sencilla familia panameña. Abocada al trabajo digno y al esfuerzo diario para salir adelante.
Allí estuvimos, calentando en ollas el agua para la piscina y esperando pacientemente para que su hija Alaia y ella culminaran su tarea: nacer, parir.
Ella escribe un testimonio digno de leer y releer.
Anima e invita a las mujeres a no dejarse atemorizar y manipular. Llama a los médicos y hospitales a cambiar.
Propone a las mujeres que no permitan que les rompan las membranas artificialmente, que no les pongan Oxitocina artificial, que les permitan movilizarse y parir en la postura de su cuerpo que deseen, que les permitan ingerir alimentos y tomar líquidos, que les permitan tener a un familia junto a ellas!
Gracias Jocelin por tu ejemplo!
Ella escribió:
Desde hace muchos años, consideré dar a luz en agua, me informé sobre todos los beneficios y ventajas de tener a mi bebé en agua. Sin embargo no pensé que fuera posible aquí en Panamá. Pero cual fue mi sorpresa un día buscando información, llego a mis manos un post sobre un parto en agua en Panamá. No se imaginan la gran alegría que sentí al saber que era posible tener mi parto de esta forma. Así fue como conocí al Dr. Rodrigo Aybar un ser humano maravilloso, sencillo, atento, siempre dispuesto a responder cualquier duda. Recuerdo que en la primera cita conversamos sobre su hermosa labor de traer bebés al mundo de la forma más humana posible y de lo perfecto y maravilloso que es nuestro cuerpo si dejamos que la naturaleza se encargue, si permitimos que todo fluya.
Mi embarazo se desarrolló de una manera tranquila, sin ninguna complicación. Así que todo se fue dando para que Alaia naciera en agua y de una forma respetada…así fueron pasando los meses, aceptando cada cambio de mi cuerpo como un proceso natural y preparandome física y emocionalmente para la llegada de mi princesa. Finalmente la fecha de parto llegó, pero Alaia no quería todavía salir, Mi esposo y yo esperabamos tranquilos porque sabiamos que el momento llegaría cuando ella estuviera lista.
Y así fue como el 18 de enero Alaia dijo: toc toc mami creo que ya los quiero conocer. Y empezaron las contracciones a preparar mi cuerpo para que ella pudiera salir, yo sabía que eran necesarias y que cada una de ellas me acercaba más a ese momento tan esperado, asi que me movía mucho durante cada contración y mantenía una respiración relajada y profunda, confiando en mi cuerpo y plenamente segura que él sabía lo que hacía, solo había que esperar, me sentía tan tranquila, tan cuidada y tan llena de amor, que enfocaba todas mis energías en mi nena, en el amor que sentía por ella y no en el dolor. Y asi fueron pasando las horas, una labor larga…tranquila y sin apuros por parte de los doctores, con intervenciones justas y necesarias.
Es así como después de varios pujos y con las palabras que me decían ¡lo estas haciendo bien! ¡vamos mamá! ¡Vamos amor tú puedés! Y con la fuerza más grande que nunca había sentido… nació Alaia.
Alaia nació en casa, un parto en agua, en un ambiente lleno de amor, calidez y armonía, con luz tenue, sin intervenciones innecesarias, sin epidural, sin episiotomía. La colocaron en mi pecho inmediatamente, rodeada del amor y los brazos de papá.
Doy gracias a Dios porque permitió que todo se diera de una forma maravillosa y única, dando las condiciones necesarias durante mi embarazo para tener a Alaia de forma natural y en agua.
A mi esposo por su amor y su apoyo en cada contracción, por darme más fuerzas para continuar. Fuiste el compañero perfecto!
A mi mamá por cuidar cada detalle y estar ahi siempre con una palabra de amor y de fé.
Al Dr. Rodrigo y su esposa Graciela por darme toda la fuerza que necesitaba, con sus palabras tan necesarias en el momento preciso y con sus intervenciones en el momento oportuno, les estaré eternamente agradecida por ser parte de éste momento y ayudarme a traer a mi bebé.
Hoy hace tres meses de esta hermosa experiencia y la cual comparto, porque pienso que más mujeres pueden vivir un parto donde se sientan dueñas y protagonistas, un parto humanizado, donde sean respetadas en todo momento, que puedan sentirse libre de elegir de cómo, en dónde y con quién quieren parir. Que puedan recordar con amor ese momento tan esperado, todas tenemos derecho de ser asistidas en el respeto y el amor, rodeadas de las personas que amamos.
Luchemos para que en Panamá exista un parto humanizado también en el área hospitalaria, digamos NO a la epidural en un parto natural, NO a episiotomías rutinarias, NO a la inducción artificial innecesaria, NO a la ruptura de membrana por rutina, NO a las cesáreas innecesarias, que permitan libre movimiento durante las contracciones, que fomenten el apego entre madre-hijo al instante del nacimiento.
Mi intención es que cada día sean más los padres que se interesen por tener un parto humanizado, natural, acompañados por un personal capacitado, que respeten nuestras decisiones, respetuosos con ese ser que esperamos con tanto amor.
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