Hace una semana, en El Valle de Antón, junto a las montañas y su maravillosa vegetación, Romina dió a luz a un hemoso y saludable varón.
Para nosotros fue una experiencia inolvidable. Romina y Javier, ambos artesanos y artistas, viven en ese extraordinario rincón del mundo, con una filosofía de vida de profunda paz y amor por el ser humano y la naturaleza. Así fue como nació su hijo, con esa paz y serenidad.
Tanto Graciela como yo nos sentimos proundamente agradecidos de haber sido testigos presenciales de este acontecimiento tan único y enriquecedor.