Es bastante interesante y agradable constatar en nuestro país, como las madres y futuras madres son cada vez mas activas en la defensa de sus derechos, en particular sobre el derecho a tener una maternidad libre.
Cada día se comunican con nosotros y nos animan, dan ideas siempre útiles y sumamente interesantes.
Una de ellas, Eliana, nos sugirió que podríamos proponerle al hospital que mantiene el aterrador nombre de «Sala de Expulsivo»,que lo cambie y que la nombre como Sala de Nacimientos. Nos parece fantástico.
Lamentablemente el problema en nuestro país en la atención del parto es muchísimo mas serio que el nombre que se le pueda dar a una Sala de Nacimientos.
Las salas de maternidad en Panamá públicas y privadas, son frías, llenas de aparatos y de luces artificiales, ambientadas a la usanza de los hospitales generales de hace 40 años y ocupadas por un personal en la mayoría de los casos bastante distante, muy autoritario y frío.
En ningún hospital público del país, por ejemplo, se permite la compañía de algún familiar durante el trabajo de parto y el parto.
En los hospitales privados se les permite, pero en realidad muchas veces a regañadientes y con muchas limitaciones y reglas. Nunca se sienten cómodos ni relajados.
La escena siempre es la misma: Una mujer acostada en una cama. Al llegar a dar a luz le han aplicado un enema evacuante!
Tiene una venoclísis puesta en una vena a través de la cual recibe Oxitocina (Pitocina) artificial con bomba de infusión.
Tiene un monitor fetal permanentemente atado a su vientre con dos correas fijadoras que registra y permite que a distancia de la madre, la enfermera y/o el médico escuchen la frecuencia cardíaca del (la) bebé a alto volumen.
No se puede parar de la cama. No puede comer ni beber líquidos.
Si desea orinar o defecar le ponen una paleta metálica o plástica fría para que pueda hacer sus necesidades habituales…
La examinan vaginalmente con excesiva frecuencia, sin siquiera consultarle o discutir con ella la necesidad o no de hacerlo en un determinado momento.
En las clínicas privadas le proponen insistentemente la anestesia epidural, que la inmoviliza aun mas y al ponerla le aplican mas aparatos, como por ejemplo sensores en su tórax de su corazón y le agregan un aparato de medición arterial que permanece atado permanentemente al otro brazo, donde no está la bomba de infusión conectada.
La analgesia epidural implica un «cocktail» de medicamentos, que se suman al de la oxitocina.
Para presionarla a que «solicite» la anestesia epidural, en la habitación de labor de parto en algunos hospitales privados, existe un enorme cartel con la Escala del Dolor! La enfermera que entra frecuentemente y sin avisar, le pregunta en que nivel se encuentra «su» dolor. Si el puntaje es elevado, llama al médico de cabecera para que lo proponga la anestesia epidural.
Con excesiva prontitud el médico rompe las membranas ovulares…
En medio de toda esa locura, si se «salva» de la operación cesárea, el llevada en silla de ruedas a la ¡»Sala de Expulsivo»!
Allí la examinan todo el tiempo. Continua realizándose rutinariamente fuerte presión en su vientre para «apurar»en parto!
Práctimamente siempre la hacen el «corte» o episiotomía! Cuando el niño nace, le cortan el cordón umbilical inmediatamente y lo llevan a la cuna de «reanimación»…
Apuran el nacimiento de la placenta, lo que produce intenso dolor y aumento del sangrado…
Hoy en día, en cualquier maternidad del mundo civilizado, la realidad es completamente diferente. Yo lo vi, por ejemplo,en Alemania en la ciudad de Heidelberg.
Allí la realidad es totalmente diferente.
Durante el transcurso del embarazo, toda mujer visita junto a su familia, el sitio donde va a dar a luz a su bebé.
Puede escoger diferentes alternativas. Puede preferir una piscina o una amplia habitación ambientada como un dormitorio.
En esa habitación estará durante el proceso de la labor de parto, el nacimiento y el puerperio. Desde allí uno o dos días después, regresará a su casa. Allí se le da apoyo por ejemplo a la lactancia materna y al vínculo con su bebé en las primeras horas de vida.
Permanecen juntos todo el tiempo.Sin interrupción.
Durante el período dilatante puede caminar, sentarse, apoyarse a cuerdas especialmente habilitadas para facilitar el esfuerzo final. Puede comer, beber, ducharse, ir al servicio.
Cuando está lista para dar a luz, la misma cama donde estuvo todo el tiempo se acomoda para el nacimiento.
Aparecen los equipos que se necesitan para la atención del recién nacido y su madre, que estuvieron siempre allí, ordenados de manera discreta y no visible, para no distraer a la madre, ni producirle e stress innecesario.
Siempre en esas habitaciones la luz es tenue y la madre puede tener música si lo desea.La entrada a la habitación de la labor y del parto de cualquier miembro del personal del hospital es sumamente restringida y regulada, para no distraer ni interrumpir a la madre.
Se preocupan en Alemania incluso de regular el volumen de la voz, cuando se entra a esa habitación.
En el momento del nacimiento de su bebé, puede adoptar la posición que desee. Por ejemplo en cuclillas y otra con la cual ella se sienta cómoda y segura.
La partera que asiste el parto o el médico, debe adaptarse a la postura de parto que la madre quiera.
Entonces llegamos a la siguiente conclusión:
Ni siquiera es necesaria la Sala de Nacimientos!
Si, claro, mientras, es infinitamente mas adecuado cambiar el nombre a la «Sala de Expulsivo» y llamarla Sala de Nacimientos!
Dr. Rodrigo Aybar
Dra. Graciela A. de Aybar
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